miércoles, 21 de marzo de 2012

"El Esclavo", Isaac B. Singer

"El Esclavo", Isaac Bashevis Singer, 1962

Edición leída: 1ª edición 2010 Ediciones B, Barcelona, para el sello Zeta Bolsillo. Traducción de Ana María de la Fuente.




En esta novela del escritor judío, inmigrante a EEUU desde 1935 debido a la ofensiva Nazi en su natal Polonia, y originario del barrio judío de Varsovia, en donde creció en un ambiente de constante violencia antisemita en forma de pogromos, encontramos la historia de Jacob, un judío que tras una matanza de los cosacos contra su pueblo en Josefov, en su huída cae prisionero y es hecho esclavo en un poblado de campesinos cristianos, en dónde se enamora de la hija de su amo, Wanda, a quien se sentirá obligado a convertirla ilegalmente, para poder salvar al hijo de ambos de la idolatría y conservar el amor atormentado que sentía por ella.

Resulta sumamente ilustrativo y enriquecedor leer esta novela, pues si bien, a veces no se sabe si es más una novela de amor o un testimonio desgarrado de la fe judía, ambos objetivos están muy bien logrados, en un largo periplo de detalles que nos dejan adentrarnos en los rituales, tradiciones y fe de los hijos de Abraham, en esta historia ensartada en el siglo XVII.

Jacob ha tenido que huir de las matanzas de los cosacos contra su pueblo, habiendo perdido rastro de su esposa e hijos, de quienes al paso de sus 5 años de cautiverio ignora si han caído muertos o aún viven, y ha entrado por la fuerza en el mundo de los campesinos cristianos y la naturaleza. Sus labores lo “atan” al cuidado de ganado en la montaña, recoger y cortar leña y alimento para el ganado y a dormir en el granero y en el establo. Alejado de sus tradiciones y de todos los elementos indispensables para llevar una vida judía, comenzando por la dificultad para comer comida Kosher, Jacob, sin siquiera un papel o pluma para escribir, ni su Torá para estudiar, intenta recordar cada una de sus enseñanzas en su mente y escribirlas en la piedra. Wanda lo cuida y le lleva alimento cada día, mientras él se atormenta y obedece a su destino de esclavo.

Su tormento viene de su lejanía con su religión y de no sabe la suerte de su familia, pero sobre todo, de la tentación en que Wanda se fue convirtiendo para él, con sus amorosos cuidados y sus declaraciones de amor. Wanda era viuda y asediada por los hombres del pueblo, pero ella tenía en Jacob su mente y su corazón.

Un circo pasa por el pueblo, y al platicar con él, Jacob le pide al cirquero que si pasa por Josefov y encuentra judíos, les avise dónde se encuentra para que lo rescaten. El tiempo transcurre y un buen día, mietras Wanda estaba ausente, los judíos llegan a rescatar a Jacob. Pero la mecha de la pasión ya estaba encendida entre Jacob y Wanda, y no le es posible olvidarla tras haber sido rescatado.

Sueña con ella y con un hijo que tendrá de él. Se le aparece en sus sueños llorando, y en un arranque de desesperación decide volver por ella y por su hijo, para que éste no crezca en la idolatría del cristianismo.

Con gran pasión llega hasta donde ella y se la lleva para convertirla. La historia es trágica, pues Wanda, a quien convienen en llamar de ahora en adelante Sara, aprende el yiddish, pero no consigue pronunciarlo correctamente. La estrictas leyes judías sobre la conversión de un gentil los obligan a hacerla pasar por muda. Su gran inteligencia le permite aprender bien las enseñanzas de Jacob y su amor entregado por él la lleva sin dificultad a dominar los rituales y costumbres. Si bien, de vez en vez le salen sus maneras de campesina y cristiana, logran engañar al pueblo de judíos a donde se trasladan a vivir en Pilitz.

Sara se ve condenada a vivir en el silencio, motivada por su gran amor por Jacob y su creciente fe en el Dios judío, mientras escucha y vive la descortesía y groserías de las mujeres del pueblo que la creían sorda.

Con el paso de su embarazo ocurren una serie de experiencias que hacen que su vida cambie de un momento a otro, llevando a Jacob de ser el maestro de religión a Administrador, sustituyendo a Gershon, hombre fuerte tosco y dominador, suegro del Rabino, que a la larga le hará sufrir el dolor y la ignominia a Sara, al momento de parir, no obstante que Jacob le hubiera salvado la vida.

La historia nos lleva a analizar la falsedad de las personas que se dicen fieles y puras, pero más allá de ello, la fuerza de la fe que una comunidad puede experimentar, pese a sus vicios y defectos. Es una historia de tradicionalismos, fantasía religiosa, crueldad, tragedia, hipocresía, amor, dolor y fe, en dónde aprendemos que el amor, y sobre todo, el temor a Dios es algo mucho más que ser buenos, mucho más que ser generosos y amar al prójimo. Es la obediencia. Pero por encima de ella, la pureza.

Espero que les guste.

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